Introducción
Ya hace varios siglos atrás, existían ideas integracionistas y de cooperación entre países, especialmente entre aquellos que comparten un territorio continental en común.
En las últimas cinco décadas del siglo XX, los fenómenos de integración se han hecho mucho más comunes. Características más actuales del mundo, como son la creciente globalización sobre todo en la década del 90, acompañado del predominio de un modelo económico de libre mercado el cual se nutre del intercambio entre los Estados-nación, ha hecho necesario adoptar medidas tendientes a mejorar la posición negociadora frente a otros Estados. Esto último se ha logrado por medio de los procesos de integración regional, que permiten a los países negociar como bloque. Los casos más conocidos en la actualidad son: MERCOSUR, NAFTA y la UE.
Cabe destacar por sobre todos los procesos de integración conocidos, el caso de la Unión Europea, el cual ha llegado mucho más allá de un aspecto sólo económico. Se ha creado toda una institucionalidad supranacional, con atribuciones en materias políticas, jurídicas, de defensa, sociales y económicas.
La formación de este tipo de bloques nace básicamente de una necesidad funcional, en que cada uno de los Estados que decide integrarse a un bloque, lo hace porque ve en ello una oportunidad de aumentar el bienestar de sus ciudadanos o simplemente por una cuestión de interés nacional.
Es por esta razón que se ha optado por analizar los procesos de integración desde la perspectiva que nos entrega la teoría funcionalista de las relaciones internacionales, la cual parte del supuesto de la incapacidad del estado moderno de satisfacer las cada vez más complejas necesidades de interés nacional. Para colmar esa carencia, propone la creación paulatina de una red de organizaciones internacionales que irían asumiendo la gestión de sectores concretos (agricultura, energía, defensa, por ejemplo). Se gestaría así un sistema territorial de transacciones, encargado de satisfacer -con la colaboración de los gobiernos estatales- las necesidades de los ciudadanos. Así, poco a poco, surgiría entre los Estados, la conciencia de estar vinculada a los demás por una red cada vez más densa de intereses en común.
De este modo se produciría una paulatina transferencia de las lealtades desde los estados hacia las distintas organizaciones supranacionales. Mediante este método, y a partir del desarrollo de la conciencia de las ventajas de la cooperación internacional, se eliminarían las actitudes ultra nacionalistas irracionales que según el funcionalismo son las causantes de los conflictos internacionales violentos.
A continuación, se estarán desarrollando en esta investigación la Integración a nivel Universal y regional, los cuales tendrán como temas de contenidos los modelos de integración, la Naciones Unidas, la carta de la ONU, la Organización Mundial del Comercio, La Unión Europea y las Instituciones Latinoamericanas antes expuestas (MERCOSUR, CAN, Comunidad Sudamericana de Naciones).
1. La Integración a Nivel Universal.
Existen básicamente dos formas de establecer relaciones internacionales en materia de intercambio comercial, a saber: la cooperación que incluye acciones destinadas a disminuir la discriminación, como es el caso de acuerdos internacionales sobre políticas comerciales y la integración que comprende medidas conducentes a la supresión de algunas formas de discriminación, como lo es la eliminación de barreras al comercio.
Partiendo desde lo mas básico, la palabra integración viene del latín, integratio – onis, que según el diccionario de la RAE significa acción y efecto de integrar o integrarse, constituir las partes un todo, unirse a un grupo para formar parte de él.
La integración son " los procesos por los cuáles las naciones anteponen el deseo y la capacidad para conducir políticas exteriores e internas clave de forma independiente entre sí, buscando por el contrario tomar decisiones conjuntas o delegar su proceso de toma de decisiones a nuevos órganos centrales".
1.1.-Los modelos de integración en un mundo globalizado.
Modelos de integración.
A grandes rasgos y más allá de matices o factores nacionales, hay dos modelos distintos para insertarse en este mundo globalizado y que esos modelos comportan diferencias fundamentales.
Esas dos visiones son “por una parte, (el modelo) asociado a la perspectiva neoclásica y a la visión fundamentalista de la globalización, el cual está incorporado en la política de estabilidad y de ajuste estructural del llamado Consenso de Washington”.
Y, por otra parte, “la integración sustentable (alternativa) refleja la visión crítica de la globalización y las estrategias nacionales de desarrollo humano y protección del ambiente, las cuales, al proyectarse a las políticas comunitarias, configuran una integración participativa y la transformación convergente de todos los socios del Mercosur”.
El modelo que se denomina neoliberal, “refuerza la especialización de la subregión en las exportaciones de productos primarios y tiende a acrecentar la brecha del contenido tecnológico de las exportaciones e importaciones”. Esto lleva al desequilibrio estructural del comercio exterior en nuestra región y “profundiza la vulnerabilidad histórica del desarrollo de nuestros países”.
El término integración juega un rol importante en el mundo globalizado de hoy, ya que permite a las organizaciones encontrar su camino hacia el mercado aisladas dado que pertenecen al mismo sistema económico. El ver su posición desde el punto de vista sistémico, les ayuda a abrir sus horizontes y cuestionarse dónde el uso de los Sistemas de Información (SI) y la implementación de las Tecnologías de Información (TI) se hace indispensable.
Los Modelos de Integración permiten a las organizaciones determinar bajo qué enfoque están llevando a cabo su proceso de integración. Los Modelos de Integración (Ciclo, Semilla, Web, Flujo, Onda, Anillo, Célula y Árbol) que han sido estudiados en contextos foráneos para estudiar la factibilidad de su implantación en las organizaciones venezolanas.
Aplicando Investigación Acción (Baskerville, 1999) y DESMET (Kitchenham etal, 1996), se busca determinar cuál modelo (o combinación de modelos) para la integración de sistemas se está aplicando en Venezuela. El estudio de caso se fundamentó en la observación de distintas organizaciones venezolanas que han tenido la experiencia de integrar sus SI y TI, para determinar cómo los distintos modelos de integración estaban presentes en las mismas. Como resultado, se pudo demostrar que las organizaciones venezolanas pueden ampliar su conocimiento sobre la integración de sus SI y TI, a través del uso de estos modelos, mejorando de esta manera la integración de sistemas que requieren.
Existen varios tipos de integración que son necesarios y valiosos pero a veces no satisfacen las necesidades de muchos negocios. Algunas veces las áreas que cubren son demasiado específicas dedicándose a una función o a un departamento en particular. Se necesita la integración no solamente en el nivel físico sino conceptual. Para esto se utiliza el concepto de EAI, el cual se define de la siguiente manera: “… es el proceso mediante el cual hardware, software y procedimientos de negocios combinan sus componentes haciendo posible la fácil utilización de la información y los sistemas en un trabajo conjunto que puede alcanzar la sinergia. EAI está representada a través de los MI.
Estos modelos expresan en un lenguaje común las soluciones para la integración, capturan las múltiples posibilidades que se presentan para la organización, muestran cómo se combinan los elementos para lograr la solución deseada.
El uso de cada modelo ofrece unos beneficios específicos que reflejan su esencia. Estos modelos tratan de abarcar todas las posibles combinaciones de integración que pueden usar las organizaciones. En se menciona que es probable que existan otros modelos que no están descritos todavía. Los MI demuestran un amplio panorama de la aplicación de los mismos en diversos procesos organizacionales. Cada proceso está relacionado con el propósito de la organización. Éste, en su lugar, define la razón de ser de la organización y actúa como catalizador para crear una estructura que opera en el marco del contexto definido. Para llevar a cabo los cambios deseados, una organización necesita identificar los procesos actuales, recalcando sus fortalezas y debilidades, comprenderlos, planificar como poder mejorarlos o transformarlos y definir los requerimientos tecnológicos, entre otros. Los MI reúnen los requisitos necesarios para soportar y llevar a cabo este proceso de cambio.
1.2.-Las Naciones Unidas
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) es la mayor organización internacional existente. Se define como una asociación de gobierno global que facilita la cooperación en asuntos como el Derecho internacional, la paz y seguridad internacional, el desarrollo económico y social, los asuntos humanitarios y los derechos humanos. . La ONU fue fundada el 24 de octubre de 1945 en San Francisco (California), por 51 países, al finalizar la Segunda Guerra Mundial, con la firma de la Carta de las Naciones Unidas.
Desde su sede en Nueva York, los Estados miembros de las Naciones Unidas y otros organismos vinculados proporcionan consejo y deciden acerca de temas significativos y administrativos en reuniones periódicas celebradas durante el año. La ONU está estructurada en diversos organismos administrativos: Asamblea General, Consejo de Seguridad, Consejo Económico y Social, Secretaría General, Consejo de Administración Fiduciaria y la Corte Internacional de Justicia. La figura pública principal de la ONU es el Secretario General. El actual es Ban Ki-moon de Corea del Sur, que asumió el puesto el 1 de enero de 2007, reemplazando a Kofi Annan.
En el año 2007, la ONU posee 192 estados miembros, prácticamente todos los países soberanos reconocidos internacionalmente. Hay excepciones como la Santa Sede, que tiene calidad de observador, y República de China-Taiwán (un caso especial).
La sede europea (y segunda sede mundial) de la Organización de las Naciones Unidas se sitúa en Ginebra, Suiza. Los idiomas oficiales de la ONU son seis: árabe, chino mandarín, español, francés, inglés y ruso.
1.2.1.-Fundamentos para su creación.
La ONU reemplazó a la Sociedad de Naciones (SDN), fundada en 1919, ya que dicha organización había fallado en su propósito de evitar otro conflicto Internacional.
El término «Naciones Unidas» se pronunció por primera vez en plena Segunda Guerra Mundial por el entonces presidente de los Estados Unidos Franklin Roosevelt, en la Declaración de las Naciones Unidas, el 1 de enero de 1942 como una alianza de 26 países en la que sus representantes se comprometieron a defender la Carta del Atlántico y para emplear sus recursos en la guerra contra el Eje Roma-Berlín-Tokio.
La idea de la ONU fue elaborada en la declaración emitida en la Conferencia de Teherán celebrada por los aliados en 1943. Allí Roosevelt sugirió el nombre de Naciones Unidas.
De agosto a octubre de 1944, representantes de Francia, la República de China, el Reino Unido, los Estados Unidos y la Unión Soviética celebraron la conferencia de Dumbarton Oaks para esbozar los propósitos de la organización, sus miembros, los organismos, y las disposiciones para mantener la paz, seguridad y cooperación internacional. La actual organización refleja parcialmente esta conferencia, ya que los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad (que tienen poder de veto en cualquier resolución de la ONU) son dichos estados, o sus sucesores (República Popular China que reemplazó a la República de China-Taiwán y Rusia que sucedió a la Unión Soviética).
El 25 de abril de 1945 se celebró la primera conferencia en San Francisco (la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Organización Internacional). Además de los gobiernos, fueron invitadas organizaciones no gubernamentales. El 26 de junio las 50 naciones representadas en la conferencia firmaron la Carta de las Naciones Unidas. Polonia, que no había estado representada en la conferencia, añadió su nombre más tarde entre los signatarios fundadores, para un total de 51 Estados.
La ONU comenzó su existencia después de la ratificación de la Carta por la República de China, Francia, la Unión Soviética, el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y los Estados Unidos y la gran mayoría de los otros 46 miembros. El primer período de sesiones de la Asamblea General se celebró el 10 de enero de 1946 en Central Hall Westminster (Londres). La Sociedad de Naciones se disolvió oficialmente el 18 de abril de 1946 y cedió su misión a las Naciones Unidas.
En 1948 se proclama de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, uno de los logros más destacados de la ONU.
Los fundadores de la ONU manifestaron tener esperanzas en que nueva organización sirviera para prevenir nuevas guerras. Estos deseos no se han hecho realidad en muchos casos. Desde 1947 hasta 1991, la división del mundo en zonas hostiles durante la llamada guerra Fría hizo muy difícil este objetivo, debido al sistema de veto en el Consejo de Seguridad. Desde 1991 las misiones de paz de la ONU se han hecho más complejas abarcando aspectos no militares que asegurasen un adecuado funcionamiento de las instituciones civiles, como en las elecciones.
Recientemente ha habido numerosas llamadas para la reforma de la ONU.[3] Algunos desean que la ONU juegue un papel mayor o más efectivo en los asuntos mundiales, otros desean que su papel se reduzca a la labor humanitaria. Ha habido también numerosas llamadas para que la pertenencia al Consejo de Seguridad se incremente para reflejar la situación geopolítica actual (esto es, más miembros de África, América Latina y Asia) y para que se elija al Secretario General en elecciones presidenciales y a una Asamblea Popular de la ONU (UNPA) mediante votación directa de los ciudadanos.
Han aparecido renovadas llamadas para la reforma en 2004 y 2005, tras las acusaciones de mala gestión y corrupción del Programa Petróleo-por-Alimentos para Iraq bajo el régimen de Saddam Hussein.
Estados miembros
Desde 2006 y después de la adhesión de Montenegro, el número de estados miembros es de 192. Están incluidos todos los estados reconocidos internacionalmente, aunque notables ausencias son:
• La Ciudad del Vaticano (la Santa Sede es miembro observador),
• La Orden de Malta, con sede en Roma, es un sujeto de Derecho internacional y es miembro observador,
• Palestina (la Organización para la Liberación de Palestina es miembro observador),
• La República de China-Taiwán (cuyo asiento en la ONU fue transferido a la República Popular China en 1971),
• El Sáhara Occidental (oficialmente es un territorio no autónomo de administración española, como indica el documento S/2002/161).
El último país en ser admitido fue Montenegro, el 28 de junio de 2006.
Casos especiales, únicos territorios no miembros, sin calidad de miembro observador y con gobierno propio:
• Niue y las Islas Cook: ambos territorios están actualmente en libre asociación con Nueva Zelanda. Sin embargo, cada uno podría declarar su independencia solicitando su ingreso a la ONU. Esto ya ha sucedido, por ejemplo, con las Islas Marshall y Palau, ambos estados en libre asociación con Estados Unidos y miembros permanentes de las Naciones Unidas.
El artículo 4, del Capítulo 2 de la Carta de las Naciones Unidas establece los requisitos para ser Estado miembro:
Podrán ser Miembros de las Naciones Unidas todos los demás Estados amantes de la paz que acepten las obligaciones consignadas en esta Carta, y que, a juicio de la Organización, estén capacitados para cumplir dichas obligaciones y se hallen dispuestos a hacerlo.
La admisión de tales Estados como Miembros de las Naciones Unidas se efectuará por decisión de la Asamblea General a recomendación del Consejo de Seguridad.
En resumen, Las Naciones Unidas es una organización internacional fundada en 1945 tras la Segunda Guerra Mundial por 51 países que se comprometieron a mantener la paz y la seguridad internacionales, desarrollar relaciones amistosas entre las naciones y promover el progreso social, mejores niveles de vida y los derechos humanos. Debido a su singular carácter internacional, y las competencias de su Carta fundacional, la Organización puede adoptar una decisión sobre una amplia gama de cuestiones, y proporcionar un foro a sus 192 Estados Miembros para expresar sus opiniones, a través de la Asamblea General, el Consejo de Seguridad , el Consejo Económico y Social y otros órganos y comisiones.
La labor de las Naciones Unidas llega a todos los rincones del mundo. Aunque más conocida por el mantenimiento de la paz, la Consolidación de la Paz, la prevención de conflictos y la asistencia humanitaria, hay muchas otras maneras de las Naciones Unidas y su sistema (organismos especializados, fondos y programas), que afectan a nuestras vidas y hacer del mundo un lugar mejor. La Organización trabaja en una amplia gama de cuestiones fundamentales, desde el desarrollo sostenible, medio ambiente y la protección de los refugiados, socorro en casos de desastre, la lucha contra el terrorismo, el desarme y la no proliferación, a la promoción de la democracia, los derechos humanos, la igualdad entre los géneros y el adelanto de la mujer, la gobernanza, el desarrollo económico y social y la salud internacional, la limpieza las minas terrestres, la expansión de la producción de alimentos, y más, con el fin de alcanzar sus objetivos y coordinar los esfuerzos para un mundo más seguro para esta y futuras generaciones.
1.2.2. La Carta de la O.N.U y su funcionamiento
La Carta de las Naciones Unidas se firmó el 26 de junio de 1945 en San Francisco, al terminar la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Organización Internacional, y entró en vigor el 24 de octubre del mismo año. El Estatuto de la Corte Internacional de Justicia es parte integrante de la Carta.
El 17 de diciembre de 1963 la Asamblea General aprobó enmiendas a los Artículos 23, 27 y 61 de la Carta, las que entraron en vigor el 31 de agosto de 1965. El 20 de diciembre de 1971 la Asamblea General aprobó otra enmienda al Artículo 61, la que entró en vigor el 24 de septiembre de 1973. Una enmienda al Artículo 109, aprobada por la Asamblea General el 20 de diciembre de 1965, entró en vigor el 12 de junio de 1968.
La enmienda al Artículo 23 aumentó el número de miembros del Consejo de Seguridad de once a quince. El Artículo 27 enmendado estipula que las decisiones del Consejo de Seguridad sobre cuestiones de procedimiento serán tomadas por el voto afirmativo de nueve miembros (anteriormente siete) y sobre todas las demás cuestiones por el voto afirmativo de nueve miembros (anteriormente siete), incluso los votos afirmativos de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad.
La enmienda al Artículo 61 que entró en vigor el 31 de agosto de 1965 aumentó el número de miembros del Consejo Económico y Social de dieciocho a veintisiete. Con la otra enmienda a dicho Artículo, que entro en vigor el 24 de septiembre de 1973, se volvió a aumentar el número de miembros del Consejo de veintisiete a cincuenta y cuatro.
La enmienda al Artículo 109, que corresponde al párrafo 1 de dicho Artículo, dispone que se podrá celebrar una Conferencia General de los Estados Miembros con el propósito de revisar la Carta, en la fecha y lugar que se determinen por el voto de las dos terceras partes de los Miembros de la Asamblea General y por el voto de cualesquiera nueve miembros (anteriormente siete) del Consejo de Seguridad. El párrafo 3 del mismo Artículo, que se refiere al examen de la cuestión de una posible conferencia de revisión en el décimo período ordinario de sesiones de la Asamblea General, ha sido conservado en su forma primitiva por lo que toca a una decisión de "siete miembros cualesquiera del Consejo de Seguridad", dado que en 1955 la Asamblea General, en su décimo período ordinario de sesiones, y el Consejo de Seguridad tomaron medidas acerca de dicho párrafo.
Preámbulo
Nosotros los pueblos de las naciones unidas resueltos
• A preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra que dos veces durante nuestra vida ha infligido a la Humanidad sufrimientos indecibles,
• A reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre, en 1a dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de las naciones grandes y pequeñas,
• A crear condiciones bajo las cuales puedan mantenerse la justicia y el respeto a las obligaciones emanadas de los tratados y de otras fuentes del derecho internacional,
• A promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad,
Y con tales finalidades
• A practicar la tolerancia y a convivir en paz como buenos vecinos,
• A unir nuestras fuerzas para el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales,
• A asegurar, mediante la aceptación de principios y la adopción de métodos, que no se usará; la fuerza armada sino en servicio del interés común, y
• A emplear un mecanismo internacional para promover el progreso económico y social de todos los pueblos,
Hemos decidido unir nuestros esfuerzos para realizar estos designios.
Por lo tanto, nuestros respectivos Gobiernos, por medio de representantes reunidos en la ciudad de San Francisco que han exhibido sus plenos poderes, encontrados en buena y debida forma, han convenido en la presente Carta de las Naciones Unidas, y por este acto establecen una organización internacional que se denominará las Naciones Unidas.
1.2.3 Fracaso del modelo integrador en un contexto imperial y neoliberal
Los cambios a largo plazo y gran escala que atraviesan los continentes raras veces ocurren sin profundos procesos de cambios acumulativos y heterodoxos en el nivel de las relaciones de clase de ámbito local, regional y nacional. Del mismo modo la propagación de nuevas ideas, organizaciones, luchas y políticas a través de las fronteras nacionales no es simplemente un proceso de 'comunicación' o una 'revolución tecnológica', sino el resultado de la emergencia de organizaciones políticas que ya comparten perspectivas básicas e intereses con los 'actores principales'.
Durante los años 1990 los regímenes neoliberales patrocinados por EEUU y las economías de Ibero América experimentaron una serie de quiebras, crisis graves y estancamiento crónico. Los fracasos económicos de los regímenes neoliberales generaron la base popular para una nueva oleada de movimientos sociales radicales, que sustituyeron a la generación anterior de partidos electorales de centro izquierda y antiguos radicales de los años 1980 como principales opositores al imperialismo estadounidense. CONAIE en Ecuador, el MST en Brasil, los Cocaleros en Bolivia, los desempleados piqueteros en Argentina, y los Zapatistas de México todos ellos vinculados a movimientos urbanos para desafiar las políticas neoliberales y en algunos casos para derrocar regímenes. Estos movimientos y sus políticas de acción directa extraparlamentaria hicieron detonar el apoyo en las ciudades entre una minoría de sindicalistas militantes.
Si bien los poderes imperialistas - de nuestro tiempo - EEUU y la Unión Europea son incapaces de establecer la hegemonía directa, en sentido estricto, sobre las masas de Ibero América, cuentan con las élites colaboradoras con las que comparten intereses, propiedades y riquezas. Dada la creciente polarización, y la agudización de las crisis políticas y económicas la influencia de la clase dirigente colaboracionista sobre las masas se ha vuelto muy tenue. En este contexto la clase político social crucial que entra para ejercer el poder es la pequeña burguesía por medio de su aparato electoral de partido, su papel en la burocracia estatal y en las organizaciones cívicas, sus estrechos lazos con la burocracia sindical, las ONG y los 'movimientos sociales'. Combinando una 'retórica populista' de ataque al “neoliberalismo” y la “globalización” con un servilismo incondicional a la política electoral, y al orden institucional y legal, esta clase ejerce realmente la hegemonía sobre sectores importantes de las masas durante períodos de tiempo más o menos largos.
Además de los nuevos movimientos de acción popular directa, las guerrillas colombianas (FARC y ELN) aumentaron su control territorial e influencia, rodeando la capital, Bogotá. En Venezuela, un nuevo tipo de política nacionalista que combinó la movilización popular y la polarización de clases, con la política electoral encabezada por Chávez, ganó la Presidencia en 1998 sobre la base de su oposición a la política imperialista estadounidense. Los puntos culminantes de estos movimientos ocurrieron en diferentes momentos de los años 1990 - alcanzando su cénit alrededor de 2001.
En respuesta, Washington aceleró su programa de militarización por una parte, y, por otra parte, ajustó su estrategia política a la promoción y cooptación de una nueva generación de políticos de centro izquierda al servicio de sus planes neoliberales.
La militarización abarca un amplio repertorio de tácticas - incluso dentro del mismo país. En Venezuela, Washington siguió una serie de políticas desde promover un golpe militar, un golpe civil-militar, un cierre empresarial, un referéndum fraudulento y la contratación de fuerzas paramilitares Colombianas para actividades terroristas transfronterizas. Las tácticas ofensivas de Washington fueron derrotadas en todos los casos por una alianza entre los pobres urbanos y las fuerzas militares constitucionales. Los conflictos radicalizaron a las bases populares del movimiento Chávez, aumentaron el nivel organizativo de las bases, llevando a la expansión de los programas sociales, pero no hicieron radicalizar las políticas del régimen hacia los banqueros, industriales o los dueños de los medios de comunicación.
EEUU aumentó inmensamente su ayuda militar al régimen colombiano y a las fuerzas paramilitares del Plan Colombia y amplió sus bases militares por toda la región Andina. Como consecuencia de una política de tierra quemada, el cerco guerrillero de las ciudades principales resultó debilitado y el régimen de Uribe sobrevive apoyado por EEUU. Sin embargo, el Plan Colombia no ha podido infligir ninguna derrota estratégica a las guerrillas, y el nivel de descontento social urbano y rural y la organización social han aumentado.
Paradójicamente, aunque el aumento de las tácticas estadounidenses de militarización no han logrado alcanzar objetivos estratégicos, sus tácticas políticas sí han tenido éxito: El apoyo a Washington por parte de políticos electorales de centro izquierda ha producido varias victorias estratégicas en Brasil, Argentina, Bolivia, Perú, Ecuador y muy probablemente en Uruguay en un futuro próximo.
En cada uno de estos países, los poderosos movimientos políticos sociales han sido fragmentados, aislados, divididos y debilitados por el ascenso al poder de antiguos partidos de izquierdas anteriormente considerados aliados de los movimientos. El caso más asombroso es el del régimen de Lula en Brasil, la economía más grande y más importante en América Latina. Da Silva ha proporcionado a EEUU un “régimen de sueño” - dejando aparte un remanente de presupuesto de más del 4,25% para pagar a los acreedores extranjeros, acuchillando pensiones, invirtiendo la legislación laboral, negociando a favor del ALCA, dirigiendo la ocupación militar de Haití para apoyar al régimen títere impuesto por EEUU. Lula prácticamente ha congelado el salario mínimo por debajo del nivel de inflación y ha ampliado la privatización para que incluya la infraestructura básica. Políticas similares han sido puestas en práctica por los seudo populistas Gutiérrez en Ecuador, Toledo en Perú, y Mesa en Bolivia.
En Argentina el régimen conservador moderado de Kirchner ha neutralizado y ha dividido al movimiento piquetero, contuvo la privatización radical y las políticas de libre comercio implementadas por sus precursores, al tiempo que proporcionaba repartos de subsistencia al enorme ejército de desempleados y concedía pequeñas subidas a los jubilados empobrecidos.
La estrategia estadounidense y de las derechas nativas se desenvuelve en varios frentes. En el caso de Bolivia alentando su balcanización. En Ecuador, en aprovechar la cuña de las FARC, para enfrentar a su gobierno con Colombia. En Argentina, alentando a la oligarquía agroexportadora a confrontarse con el gobierno de Cristina Fernández, para debilitar la economía y su base de apoyo popular, así como para aislarla de los gobiernos de la región más radicales. En cuanto a Venezuela la estrategia consiste en aislar a Chávez de su pueblo y del resto de los gobiernos de la región. Los ejes de esa estrategia son: evitar avances en la consolidación de un nuevo “bloque en el poder”; impedir su apoyo a otros movimientos latinoamericanos; y vigilar su relación con Irán u otros enemigos de los Estados Unidos.
El proceso de transformación de América latina que se inicia con el despunte del siglo XXI muestra que dada país tiene su propio camino.
Su historia, el grado 22 de desarrollo de sus sistemas productivos, sus formas de inserción específicas en la economía mundial sus formas de organización política, entre otros factores, determinan caminos y estrategias diferentes. Es responsabilidad de cada pueblo y de sus vanguardias, en todo caso, enmendar errores, cuando sus líderes eligen el camino equivocado o traicionan sus programas. Pero lo que las izquierdas latinoamericanas no pueden hacer es caer en el juego de los imperialismos y promover la división. Por el contrario, en un sentido estratégico, una de sus tareas principales es avanzar firmemente en el proceso de unidad e integración latinoamericana, lo que implica: la ampliación y fortalecimiento del ALBA y del MERCOSUR; la aceleración de la integración energética; la actuación conjunta, con posiciones unitarias, en organismos multilaterales como la OMC; y la creación del Banco del Sur.
1.3. La Organización Mundial del Comercio.
Historia
El GATT-General Agreement on Tariffs and Trade (Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio) fue creado en 1947 en La Habana, como respuesta al periodo de proteccionismo, devaluaciones competitivas y controles de capitales del periodo de entreguerras que se considera fue uno de los factores que llevó a la Segunda Guerra Mundial. Tras la adopción de la Smoot-Hawley Tariff Act en Estados Unidos, que incrementó los aranceles estadounidenses entre el 38%-52%, los socios comerciales de los EEUU le impusieron a éste restricciones comerciales como medida de represalia. Esto provocó un efecto dominó por el cual los flujos comerciales se desviaban a otros países, se tomaban medidas proteccionistas en estos, y a su vez medidas de represalia adicionales.
Una vez concluida la guerra, los líderes políticos mundiales quisieron establecer una serie de organizaciones internacionales que redujeran la posibilidad de que se repitiera de nuevo el conflicto. Estas organizaciones internacionales fueron creadas para controlar las relaciones internacionales y monetarias (Naciones Unidas y FMI) y para el control de las relaciones comerciales (la Organización Internacional del Comercio, OIC).
El GATT fue el resultado de conversaciones entre 23 países (12 países industrializados y 11 en desarrollo) que tuvieron lugar en paralelo a las conversaciones para la creación del OIC. Las negociaciones que tuvieron lugar en La Habana en 1947 no dieron sus frutos debido a la reticencia del Congreso de los Estados Unidos en ratificar el acuerdo. Finalmente, el GATT fue el único resultado de los acuerdos y éste impulsó la reducción de aranceles entre los Estados miembros.
A partir de aquí, se sucedieron una serie de rondas de negociación que iban cambiando o añadiendo determinados aspectos al GATT. Por ejemplo, en 1962 se firmó el Multifibre Agreement que derogaba en el sector textil la aplicación de las reducciones arancelarias (es decir, que en estos sectores no se aplicarían dichas reducciones). Entre 1973 y 1979 se celebró la Ronda de Tokio, La Ronda de Uruguay (1986-1993) fue uno de los momentos más importantes dentro de las negociaciones comerciales, resultando en la reintegración del sector agrícola y textil, introducción de nuevas disciplinas en el sector servicios y de Propiedad Intelectual, así como la creación de la OMC.
Así pues, la OMC fue creada el 1 de enero de 1995, sustituyendo al GATT, en la ciudad de Ginebra, Suiza, donde aún mantiene su sede. Desde su creación, el GATT fue explícitamente concebido como un acuerdo temporal que posteriormente formaría parte de la OIC. Debido a que carecía de una estructura institucional, se decidió crear la OMC para suplir estas deficiencias.
¿Qué es la Organización Mundial de Comercio?
La Organización Mundial del Comercio (OMC) es la única organización internacional que se ocupa de las normas que rigen el comercio entre los países. Los pilares sobre los que descansa son los Acuerdos de la OMC, que han sido negociados y firmados por la gran mayoría de los países que participan en el comercio mundial y ratificados por sus respectivos parlamentos. El objetivo es ayudar a los productores de bienes y servicios, los exportadores y los importadores a llevar adelante sus actividades.
1.3.1. Fundamentos para su creación
Los principios fundamentales y rectores de la OMC siguen siendo la apertura de las fronteras, la garantía del principio de la nación más favorecida y del trato no discriminatorio entre los Miembros, así como el compromiso de lograr la transparencia en sus actividades. La apertura de los mercados nacionales al comercio internacional, con excepciones justificables o con la flexibilidad adecuada, fomentará y favorecerá el desarrollo sostenible, mejorará el bienestar de las personas, reducirá la pobreza y promoverá la paz y la estabilidad. Al mismo tiempo, esa apertura de los mercados debe ir acompañada de políticas nacionales e internacionales racionales que contribuyan al crecimiento económico y al desarrollo en consonancia con las necesidades y aspiraciones de cada uno de los Miembros.
1.3.2. Funcionamiento
La OMC sirve de foro para la negociación de acuerdos encaminados a reducir los obstáculos al comercio internacional y a asegurar condiciones de igualdad para todos, y contribuye así al crecimiento económico y al desarrollo. Asimismo, la OMC ofrece un marco jurídico e institucional para la aplicación y la vigilancia de esos acuerdos, así como para la solución de las diferencias que puedan surgir de su interpretación y aplicación. En la actualidad, el conjunto de acuerdos comerciales de la OMC comprende 16 acuerdos multilaterales distintos (en los que son parte todos los Miembros de la OMC) y dos acuerdos plurilaterales distintos (en los que sólo son parte algunos Miembros de la OMC).
Por lo general, las decisiones en la OMC son adoptadas por consenso de todos los Miembros. El órgano institucional de más alto nivel es la Conferencia Ministerial, que se reúne aproximadamente cada dos años. Un Consejo General dirige las actividades de la Organización en los intervalos entre reuniones de la Conferencia Ministerial. Ambos órganos están integrados por todos los Miembros. Se encargan de la administración y vigilancia de la aplicación por los Miembros de los distintos Acuerdos de la OMC órganos subsidiarios especializados (Consejos, Comités y Subcomités), también integrados por todos los Miembros.
En concreto, las principales actividades de la OMC son:
• La negociación de la reducción o eliminación de los obstáculos al comercio (aranceles de importación u otros obstáculos al comercio) y acuerdos sobre las normas por las que se rige el comercio internacional (por ejemplo, en las esferas de las medidas antidumping, las subvenciones, las normas sobre productos, etc.)
• La administración y vigilancia de la aplicación de las normas acordadas de la OMC que regulan el comercio de mercancías y de servicios y los aspectos de los derechos de propiedad intelectual relacionados con el comercio;
• La vigilancia y el examen de las políticas comerciales de sus Miembros y la consecución de la transparencia en los acuerdos comerciales regionales y bilaterales;
• La solución de diferencias entre los Miembros sobre la interpretación y aplicación de los Acuerdos;
• El fortalecimiento de la capacidad de los funcionarios públicos de los países en desarrollo en asuntos relacionados con el comercio internacional;
• La prestación de asistencia en el proceso de adhesión de unos 30 países que todavía no son miembros de la Organización;
• La realización de estudios económicos y la recopilación y difusión de datos comerciales en apoyo de las demás actividades principales de la OMC;
• La explicación y difusión al público de información sobre la OMC, su misión y sus actividades.
1.3.3. Triunfo del modelo desintegrador en el contexto imperial y neoliberal
Las experiencias americanas y europeas son concluyentes en torno a la necesidad de unir a todos y todas aquellos que, provenientes de entornos y realidad particulares y desde una perspectiva democrática, rechazan al lucro como principio ordenador de las relaciones sociales. Una unidad que pasa imprescindiblemente por la organización política popular.
Replantear la idea de progreso no sólo requiere de una propuesta económica y social alternativa, se hace necesaria la voluntad de alcanzar el poder y una estrategia política para obtenerlo. Los conceptos claves a este respecto son democracia radical y participación. Democracia radical que constituye la premisa de un proyecto de sociedad alternativo. Democracia radicalizada que significa ir mucho más allá de la “democracia estringida”, de “baja intensidad”, o como se le quiera denominar al proyecto político alienante del Capitalismo Global. Democracia radicalizada que implica acortar la distancia entre el poder y la gente, promover la tolerancia y la igualdad así como descentralizar y perfeccionar los instrumentos de representación.
Participación es el otro elemento de la mancuerna. El fundamento de la participación parte de la premisa que no sólo es posible (en términos de factibilidad económica y ambiental) una alternativa al neoliberalismo, sino que ésta es moral, ética y políticamente necesaria.
Participación que implica articular políticamente todas aquellas luchas que desde una perspectiva filosófica orientada por la democracia y la igualdad, comparten la aversión a la mercantilización de la vida social y el dominio del mundo por el capital.
Democracia radical y participación nos remiten al tema de la organización política; cómo las fuerzas progresistas se organizarán eficazmente en el marco de la globalización.
Si el replanteamiento político de la idea de progreso se articula en torno a los conceptos de democrática radical y participación, las divisiones, y animadversiones del pasado -en la mayoría de los casos- carecen ya de sentido. La división de la izquierda entre socialdemócratas y comunistas que se remonta al rompimiento de la II Internacional y que se mantuvo hasta el fin de la Guerra Fría, es anacrónica. A partir de esa división, el comunismo se convirtió en referente para millones de seres humanos que ilusionados por la construcción de un proyecto colectivista en la Unión Soviética, creyeron firmemente en la inminente caída del capitalismo y el triunfo del proletariado, que representaría según Engels “el salto de la humanidad del reino de la necesidad al reino de la libertad”. La socialdemocracia, que a partir de Eduard Bernstein ubica su horizonte político en el “movimiento” y no en la meta final, se transformó en una fuerza política limitada a “humanizar” al sistema, a través de una negociación entre el capital y el trabajo y la creación del Estado de Bienestar. Una estrategia que tuvo sentido y factibilidad en el siglo XX, como tercera vía entre el comunismo y el capitalismo manchesteriano. La deshumanización y burocratización del Socialismo Histórico y la caída de la Unión Soviética, implicaron el fracaso del proyecto surgido con la Revolución de Octubre. El fin de la Guerra Fría y el agotamiento del keynesianismo y del Estado de Bienestar, precipitaron el declive de la socialdemocracia como alternativa reformista de cambio social. La mayoría de las iniciativas de renovación de la socialdemocracia que se han verificado hasta el momento, ofrecen pocas esperanzas de que esta regeneración sehaga desde la izquierda, pues más bien, cuando en los últimos años se ha hablado de “renovación”, en realidad se hace referencia a grados variables de asimilación dentro del liberalismo.
Algunos autores como Tomás Moulian, son categóricos en caracterizar la caída de estas dos grandes familias como un fracaso, en el tanto no lograron revertir el sistema capitalista. Se hace necesario repensar una afirmación tan categórica. Aun y cuando en la época actual ambas propuestas –por lo menos como las conocimos en el siglo XX- no ofrezcan soluciones, respuestas, y mucho menos una alternativa al Capitalismo Global, no se puede tirar por la borda todo el pasado del movimiento político más allá del agotamiento de un modelo particular. Las conquistas políticas y sociales del socialismo democrático no se pueden negar. No sería justo ni honesto desde el punto de vista intelectual, negar que aquellas tentativas por crear un orden social y económico más apegado a los valores socialistas, se concretaron gracias a la acción política del socialismo democrático. Más allá de las limitaciones que en el pasado reciente ha tenido la práctica política de la izquierda, las nuevas circunstancias exigen un nuevo planteamiento político y organizativo, pues ni la hegemonía del neoliberalismo ni la crisis de estas dos grandes familias del movimiento progresista, suponen el fin de las ideologías ni mucho menos de la izquierda. Moulian dice al respecto:
“Parece haber sucumbido la esperanza central del siglo XX, la convicción de que los sujetos colectivos podían hacer la historia en cuanto construcción de un futuro distinto, no como mera reproducción. Pero ¿qué es lo que ha muerto? (…) no la explotación ni la pobreza, ni los privilegios o las iniquidades. No hay una mejoría o una humanización del capitalismo, como muchos lo quieren creer. Somos víctimas de la desilusión respecto a nuestros proyectos del pasado, más que partícipes de la humanización del capitalismo”. Todos los desafíos a la democracia, a la igualdad y en general a la sobrevivencia de la humanidad esbozados en el capítulo I, constituyen el acicate fundamental para este replanteamiento político de la idea de progreso. Mientras el Capitalismo Global continúe - como una dinámica inherente a su funcionamiento- extendiendo la explotación, la injusticia, la exclusión, habrá resistencia. El hecho de que haya habido respuestas equivocadas no quiere decir que las preguntas no sigan vigentes. Esta Resistencia, Michael Harrington dice en Socialism Past and Future: “I have demonstrated by means of sleeping historical analysis that something called “socialism” is the logical response to the predicament of freedom and justice on the eve of the twenty-first century (…).
¿Qué era? ¿Qué es? El socialismo. Ciertamente puede asumir muchos perfiles, no necesariamente progresistas, pero sin duda representa un desafío y una oportunidad para una izquierda renovada que, sin olvidar de donde viene, su lealtad a los valores y hacia aquellos que dedicaron sus vidas a luchar por un mundo más justo e igualitario, pueda replantear con éxito un proyecto político, social y económico frente al liberalismo realmente existente.
Durante casi todo el siglo XX, comunistas y socialdemócratas practicaron estrategias que, concentrándose únicamente en la conquista del aparato estatal, suponían –una vez que se llegara al poder- un cambio en el sistema. Esto como se sabe, no sucedió. La toma del poder por los comunistas fue la sustitución de un régimen opresivo por otro igualmente opresivo. Tampoco los socialdemócratas se atrevieron a cuestionar las bases mismas del capitalismo, limitándose a “humanizarlo”. Para Wallerstein, esta realidad queda especialmente clara en los convulsos sucesos políticos y sociales de 1968. El 68' surge de la sensación que el desarrollo nacional no había ocurrido. Una protesta contra la hegemonía de los EE.UU. en el sistema mundial, pero también una protesta contra la ineficacia de los movimientos llamados de la “izquierda histórica”: socialdemócratas, comunistas y movimientos de liberación nacional, que eran atacados por no haber transformado realmente al mundo tal y como lo habían prometido:
“La estrategia (…) no había logrado transformar al mundo.
“La estrategia (…) no había logrado transformar al mundo. De esto retrató la revolución mundial de 1968; del fracaso de la vieja izquierda en su intento por transformar al mundo. Esto llevó 30 años de debate y experimentación sobre alternativas a la estrategia orientada hacia el Estado que ahora parecía equivocada”.
Los cambios que la izquierda plural está llamada a hacer implican ver al futuro asimilándolas lecciones de casi trescientos años de lucha, pero a la vez superando los vicios, los dogmatismos. Hay un pasaje de El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte que resulta particularmente oportuno re contextualizado en la época actual:
La revolución social del siglo XIX no puede sacar su poesía del pasado, sino solamente del porvenir. No puede comenzar su propia tarea antes de despojarse de toda veneración supersticiosa por el pasado.
Las anteriores Revoluciones necesitaban remontarse a los recuerdos de la historia universal para aturdirse acerca de su propio contenido. La revolución del siglo XIX debe dejar que los muertos entierren a sus muertos para cobrar conciencia de su propio contenido.”
2. La Integración a Nivel Regional.
Se entiende por proceso de integración regional el proceso convergente, deliberado (voluntario), fundado en la solidaridad, gradual y progresivo, entre dos o más Estados, sobre un plan de acción común en aspectos económicos, sociales, culturales, políticos, entre otros.
Características de los procesos de integración:
Se ha establecido ciertas características esenciales a todo proceso de integración regional, las cuales mencionaremos a continuación con la finalidad de establecer una generalización. Estas características son:
• Los sujetos son los Estados soberanos.
• Los Estados emprenden el proceso integrador en forma voluntaria y deliberada
• Como todo proceso (aún más, con la complejidad del caso al que se hace referencia) se debe avanzar por etapas, es decir, el proceso debe ser gradual.
• Las etapas deben ser cada vez más profundas y dispersas; de allí la necesidad de la progresividad y la convergencia del proceso.
• Por último, el proceso de integración se inicia con acercamientos económicos, pero lentamente y dependiendo de cada proceso –conforme a lo estipulado por los Estados miembros-, la agenda va abarcando e incluyendo nuevos temas de las áreas sociales, culturales, jurídicas, y hasta políticas de los países miembros.
2.1. El neoliberalismo como modelo de integración
A mediados de la década pasada, el discurso dominante era del “fin de la historia” y de que “no hay alternativas”. Entonces, el continente estaba cubierto de gobiernos neoliberales obedientes al de Washington; y Cuba, solitaria, atravesaba el desierto del “período especial”.
El neoliberalismo había tenido entre sus pioneras a dos dictaduras militares sangrientas, la chilena (1973-1989) y la argentina (1976-1983) pero se transformó en proyecto dominante cuando en los 80, fue asumido por el imperialismo norteamericano (con el gobierno Reagan) como programa a ser implementando mundialmente.
Las crisis del programa socialdemócrata europeo desde finales de los años 1970 y del socialismo burocratizado en la década de 1980 y el fin de la Unión Soviética en 1991 abrieron espacio para que el proyecto neoliberal se tornara ideológicamente hegemónico en ese período. Al mismo tiempo, el “fin de la guerra fría” alimentó en algunos círculos la ilusión de un mundo sin conflictos que no se verificó: surgió un orden mundial más injusto, más inestable y más violento que el anterior, regido por la unipolaridad del imperialismo norteamericano.
Se entiende que aún estamos bajo ese doble signo a nivel mundial, de imposición del programa neoliberal y de la unilateralidad del accionar del imperialismo norteamericano. Sin embargo, se trata de un orden que presenta resquebrajaduras (aunque hay que considerar que son resquebrajaduras regionales con características y potencialidades políticas muy heterogéneas).
En nuestra región la coyuntura dio un giro. Hay un despertar de los pueblos y el neoliberalismo es por aquí un proyecto puesto en jaque. La línea del tiempo de la coyuntura actual la podríamos comenzar en diversos puntos. Y ciertamente, dependiendo de la ubicación geográfica de quien observa, habría percepciones diferentes de acuerdo con las experiencias nacionales.
El antecedente más distante podría ser el Caracazo de 1989 en Venezuela, primera revuelta masiva contra un ajuste neoliberal, sangrientamente reprimida por el gobierno del entonces presidente Carlos Andrés Pérez. Entre los antecedentes estaría seguramente el levante indígena zapatista mexicano contra el TLC (Tratado de Libre Comercio) con EEUU y Canadá en enero de 1994. Pero, será la rebelión popular en Cochabamba, Bolivia, en 2000 contra la privatización del agua, la que ponga en evidencia de forma más clara de que ya se había alcanzado una nueva coyuntura, donde la presión popular era capaz de bloquear la aplicación del programa neoliberal. A esa cronología habría que poner igualmente los momentos, desde finales de la década pasada, en que movilizaciones populares echaron a presidentes neoliberales en Ecuador, Paraguay, Argentina y Bolivia.
Y cuando los pueblos, a través de su voto, buscaron alternativas, comenzando con las elecciones venezolanas de 1998, cuando Hugo Chávez fue electo presidente de Venezuela, en una serie que creció expresivamente en los últimos años con Brasil, Argentina y Uruguay y tuvo su momento alto con la reciente elección de Evo Morales en Bolivia.
Ahora bien, que haya cuestionamiento y oposición al neoliberalismo no quiere decir aún que otro proyecto ya esté claramente en marcha. Lo que significa es que ese programa se agotó porque no ofrece más perspectivas de gobernabilidad (al menos en un marco democrático), que está abierta la temporada de formulación, construcción y aplicación de alternativas.
Por otro lado, no hay un programa alternativo ya listo y válido para todos los casos. Por último, el desenlace de la coyuntura dependerá de la constitución de voluntades políticas capaces de impulsar a cada país y a la región hacia un proyecto de superación del neoliberalismo.
Sin embargo, no quiere decir también que en el proceso de ese parto no estén presentes ya indicaciones del sentido general de las mudanzas. Por ejemplo, no es un detalle menor que en la Cumbre de Presidentes de Mar del Plata, en noviembre de 2005, el presidente Bush mismo con la ayuda de sus testaferros regionales (con el mexicano Vicente Fox a la cabeza) no haya conseguido forzar la retomada de las negociaciones del ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas), bloqueada por la oposición de los gobiernos de Venezuela y del Mercosur.
Téngase en cuenta que el ALCA era desde el tiempo del auge neoliberal la principal estrategia imperialista para completar su dominación sobre la región. Por las cuentas de Clinton, primero, y Bush, después, el año 2005 sería con el ALCA para todo el continente (excluyendo a Cuba) el equivalente al 1994 con el NAFTA en América del Norte. No fue y no hay perspectiva de que se pueda retomar a corto plazo.
Lo que le restó al gobierno norteamericano es presionar a los gobiernos nacionales más susceptibles a su coerción (Chile, Colombia, Peru, países de América Central y República Dominicana) para imponer TLCs bilaterales. Esto que es un avance del imperialismo norteamericano por las partes de menor resistencia (gracias a la presencia de gobiernos entreguistas) es también su confesión de derrota.
Hay muchos indicios de que el auge del imperialismo norteamericano ya pasó. Su principal argumento (su capacidad de despliegue militar convencional) se empantanó en Irak. Sus políticas para el mundo árabe y el musulmán fracasaron al no estabilizar un arco de aliados estratégicos; al contrario, han introducido nuevos elementos de inestabilidad para sus antiguos aliados.
Habiendo entrado militarmente de forma maciza no tiene como salir tan temprano de allá y no cuenta con fuerzas suficientes para dos frentes de conflictos agudos al mismo tiempo.
El unilateralismo de su política internacional despertó al “nacionalismo” en otras potencias capitalistas que sin capacidad de enfrentarle militarmente, sin embargo, se ven tentadas a buscar un nuevo mapa geopolítico.
Su economía (tomada individualmente) continúa siendo la principal del planeta, pero en declinó y con problemas crecientes, cada vez más dependiente del financiamiento del resto del mundo, en particular de China. Al mismo tiempo vemos que vuelven a crecer movimientos populares de contestación dentro de los Estados Unidos. El caso más evidente es el de las gigantescas manifestaciones promovidas por inmigrantes (sobre todo latinos) en defensa de sus derechos el pasado 1 de mayo de 2006.
Pero también tienen su impacto las coaliciones contra la guerra y las que llevan campañas contra las políticas de las corporaciones multinacionales norteamericanas.
Es debido a ese cuadro coyuntural que América Latina no es hoy la primera prioridad estratégica del imperialismo norteamericano. También en otras coyunturas cuando se aflojaron las cuerdas con que el imperialismo ata a la periferia es que hubo mayores espacios políticos para proyectos emancipatorios. Pero eso no significa que en términos geopolíticos nuestra región haya perdido su carácter de área natural de ejercicio de la hegemonía norteamericana (por lo que no hay que esperar auxilio de otras potencias).
2.1.2. La U.E., sus instituciones y funcionamiento
La Unión Europea (UE) es una comunidad política de Derecho nacida para propiciar y acoger la integración y gobernanza en común de los pueblos y de los Estados de Europa. Está compuesta por veintisiete Estados europeos, y su Unión fue establecida con la entrada en vigor el Tratado de la Unión Europea (TUE), el 1 de noviembre de 1993. Si en un principio la supraestructura "Unión Europea" aunaba y se fundaba sobre las tres Comunidades Europeas preexistentes (CECA, Euratom y CEE/CE) bajo el complejo sistema conocido como "los tres pilares" (el comunitario CE-CECA-Euratom más la PESC más la cooperación judicial y policial), con la entrada en vigor, el 1 de diciembre de 2009, del Tratado de Lisboa, la Unión Europea sucedió por completo a las CC.EE. (con ciertas particularidades en el caso de Euratom, que en algunos aspectos pervive) y asumió con ello su personalidad jurídica única como sujeto de Derecho internacional.
La Unión Europea ha desarrollado un sistema jurídico y político único en el mundo que se rige por mecanismos y procedimientos de funcionamiento interno complejo, que se han extendido y evolucionado a lo largo de su historia hasta conformar, en la actualidad, un sistema híbrido de gobierno transnacional (el único existente) difícilmente homologable que combina elementos próximos a la cooperación multilateral, si bien fuertemente estructurada e institucionalizada, con otros de vocación netamente supranacional, regidos ambos por una dinámica de integración regional muy acentuada.
Esto todo desemboca en una peculiarísima comunidad de Derecho, cuya naturaleza jurídica y política es muy discutida, si bien sus elementos fundacionales y su evolución histórica, todavía abierta, apuntan, hoy por hoy, a una especial forma de moderna confederación o gobernanza supranacional, acusadamente institucionalizada y con una inspiración histórico-política de confusa aspiración federal que se detecta con cierta claridad en ámbitos como la ciudadanía europea, los principios de primacía y efecto directo que le son aplicables a su ordenamiento jurídico en relación con los ordenamientos nacionales, el sistema jurisdiccional o la unión monetaria (el sistema del euro).
La Unión Europea, y antes las Comunidades, promueve la integración continental por medio de políticas comunes que abarcan distintos ámbitos de actuación, en su origen esencialmente económicos y progresivamente extendidos a ámbitos indudablemente políticos. Para alcanzar sus objetivos comunes, los Estados de la Unión atribuyen a estas determinadas competencias, ejerciendo una soberanía en común o compartida que se despliega a través de los cauces comunitarios.
La Unión Europea se rige por un sistema interno en régimen de democracia representativa. Sus instituciones son siete: el Parlamento Europeo, el Consejo Europeo, el Consejo, la Comisión Europea, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, el Tribunal de Cuentas y el Banco Central Europeo. El Consejo Europeo ejerce funciones de orientación política general y de representación exterior, y nombra a los jefes de las altas instituciones constitucionales; el Parlamento Europeo y el Consejo ejercen la potestad legislativa; la Comisión o Colegio de Comisarios aplica el Derecho de la Unión, supervisa su cumplimiento y ejecuta sus políticas, y a ella corresponde en exclusiva la iniciativa legislativa ante las Cámaras; el Tribunal de Justicia ejerce las labores jurisdiccionales supremas en el sistema jurídico comunitario; el Tribunal de Cuentas supervisa y controla el buen funcionamiento y adecuada administración de las finanzas y de los fondos comunitarios; y el Banco Central Europeo dirige y aplica la política monetaria única de la zona euro.
La Unión cuenta también con otros órganos, instancias y organismo de función y atribuciones diversas: así, el Comité Económico y Social, el Comité de las Regiones, el Defensor del Pueblo Europeo, el Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, etc.
Las Instituciones de la Unión Europea son los organismos políticos e instituciones en los que los estados miembros delegan parte de sus poderes y soberanía. Con ello se busca que determinadas decisiones y actuaciones institucionales provengan de órganos de carácter supranacional cuya voluntad se aplica en el conjunto de los Estados miembros, desapoderando así a los órganos nacionales de cada país.
El tejido institucional de la Unión se ha mantenido constante desde su creación en 1952, sin embargo, se han modificado sus competencias en varias ocasiones.
Las normas y procedimientos que las instituciones deben seguir se establecen en los tratados, negociados por el Consejo Europeo y en conferencias intergubernamentales y ratificados por los parlamentos nacionales de cada Estado. El Tratado de Lisboa, modifica nuevamente el TUE, pero también el TCE, que pasaría a llamarse Tratado sobre el Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE). 31
El Tratado de Lisboa ha consolidado la transformación formal del marco institucional supremo, pasando a ser siete las instituciones constitucionales de la Unión: el Parlamento Europeo, el Consejo Europeo, el Consejo, la Comisión Europea, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, el Tribunal de Cuentas y el Banco Central Europeo.
• El Parlamento Europeo (PE) es el parlamento de la Unión Europea (UE). Desde 1979, es elegido directamente cada cinco años en las elecciones europeas. Por lo tanto, es la primera institución supranacional directamente elegida del mundo y el órgano representativo de alrededor de 490 millones de personas, quienes constituyen el segundo electorado democrático más grande del mundo (después de la India).32
• El Consejo Europeo es un organismo político de carácter predominantemente intergubernamental, conformado por los jefes de Estado o de gobierno de los estados miembros de la Unión Europea más el presidente permanente del Consejo y el Presidente de la Comisión Europea. Comúnmente conocidas sus reuniones como "Cumbre europea Cumbres europeas", no debe confundirse con el Consejo de Europa o con el Consejo de la Unión Europea. Sus oficinas se encuentran en el Justus Lipsus de Bruselas, sede del Consejo de la Unión Europea.
• El Consejo o Consejo de la Unión Europea (CUE), en ocasiones llamado también Consejo de Ministros, representa a los Gobiernos de los Estados miembros, quienes en su seno legislan para la Unión, establecen sus objetivos políticos, coordinan sus políticas nacionales y resuelven las diferencias existentes entre ellos y con otras instituciones. El Consejo es un órgano comunitario, regulado por normas de Derecho internacional. En cada reunión del Consejo participan representantes de los estados miembros, con rango ministerial. La Presidencia de Consejo cambia entre Estados miembros cada seis meses: de enero a junio y de julio a diciembre. Los Gobiernos trabajan aunando fuerzas para manifestarse con una sola voz en cuestiones de política exterior, asistidos por el Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Catherine Ashton.
• La Comisión Europea (Comisión de las Comunidades Europeas hasta la entrada en vigor del Tratado de Niza) es la rama ejecutiva de la Unión Europea. Este cuerpo es responsable de proponer la legislación, la aplicación de las decisiones, la defensa de los tratados de la Unión y, en general, se encarga del día a día de la Unión.33
• El Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) es una Institución de la Unión Europea que cumple la función de órgano de control del Derecho comunitario europeo, y que se caracteriza por su naturaleza judicial y supranacional. Las sentencias del TJUE tienen carácter vinculante en los Estados miembros. Como ya se expuso en prontas sentencias (Costa vs. ENEL) el TJUE es el garante de un ordenamiento jurídico propio que se ve asistido y aplicado también por los sistemas jurídicos nacionales.
• El Tribunal de Cuentas es el órgano fiscalizador de la Unión Europea. Supervisa la correcta administración de los fondos europeos, tanto en el nivel de sus Instituciones, órganos y organismos, como en el de los Estados miembros, cuando son estos los que los gestionan.
• El Banco Central Europeo (BCE) es el banco central de la moneda única europea, el euro, y constituye el principal eje del Eurosistema. El BCE es parte integrante del Sistema Europeo de Bancos Centrales y está sometido a las disposiciones del Tratado de la Comunidad Europea y a sus Estatutos.
La Carta de los derechos fundamentales de la Unión Europea es el texto en el que se recogen todos los derechos civiles, políticos, económicos y sociales de los ciudadanos europeos y de todas las personas que viven en el territorio de la Unión.
Los derechos fundamentales son la dignidad, la libertad, la igualdad, la solidaridad, la ciudadanía y la justicia, los cuales ya se recogen en el Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos, en la Carta Social Europea del Consejo de Europa, en la Carta Comunitaria de los Derechos Sociales Fundamentales de los Trabajadores, y a su vez en las propias constituciones de los Estados miembros de la Unión, así como en otros convenios internacionales que han firmado los Estados de la Unión Europea.
2.1.3. Las instituciones Latinoamericanas de integración.
2.1.3.1. El mercado común del sur (MERCOSUR)
Es una unión aduanera integrada por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, tiene como países asociados a Chile, Colombia, Ecuador y Perú, México actúa como observador y Bolivia y Venezuela están en proceso de incorporación. Fue creado el 26 de marzo de 1991 con la firma del Tratado de Asunción.
Para
• La libre circulación de bienes, servicios y factores productivos entre los países;
• El establecimiento de un arancel externo común y la adopción de una política comercial común;
• La coordinación de políticas macroeconómicas y sectoriales entre los Estados partes;
• La armonización de las legislaciones para lograr el fortalecimiento del proceso de integración.
En la práctica, estos objetivos se han logrado sólo parcialmente. En efecto, la liberalización del comercio dentro del bloque todavía no se ha logrado plenamente. Por ejemplo, si bien existe un arancel externo común, el mismo tiene numerosas excepciones, que, en la jerga aduanera, se conocen como "perforaciones": cada Estado puede confeccionar una lista de aquellos productos a los cuales el arancel externo común no se aplica. Dicha lista puede ser más extensa en el caso de Uruguay y Paraguay (pues así se ha convenido, por ser estos dos los países menos desarrollados del bloque), y todos pueden actualizarla semestralmente. Tampoco existe una concreta coordinación de las políticas comerciales entre los Estados miembros.
El 4 de julio de 2006 se suscribió un Protocolo de Adhesión mediante el cual Venezuela se constituyó como Estado Parte. No obstante, este instrumento de adhesión aún no ha entrado en vigor debido a que a la fecha no ha sido ratificado por todos los parlamentos de los firmantes, por lo que su vinculación legal al bloque sigue siendo como Estado Asociado. El senado de Brasil aprobo dicho ingreso en Diciembre de 2009, faltando solo la aprobación del parlamento de Paraguay. Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú también tienen estatus de Estado Asociado.
Si bien el tratado de creación fue firmado en Asunción el 26 de marzo de 1991, hay quienes sostienen que la creación efectiva ya se había producido el 30 de noviembre de 1985, fecha de la Declaración de Foz de Iguazú que selló un acuerdo de integración bilateral entre Argentina y Brasil. A su vez, su existencia como persona jurídica de Derecho Internacional fue decidida en el Protocolo de Ouro Preto, firmado el 16 de diciembre de 1994, que entró en vigor el 15 de diciembre de 1995. El Protocolo de Ouro Preto estableció un arancel externo común y desde 1999 existe una zona libre de aranceles entre sus integrantes con la sola excepción del azúcar y el sector automotriz. El Mercosur es el mayor productor de alimentos del mundo.
Estructura institucional
Con base en el Protocolo de Ouro Preto, firmado el 17 de diciembre de 1994 y vigente desde el 1 de enero de 1995, el Mercosur tiene una estructura institucional básica compuesta por:
1. El Consejo del Mercado Común (CMC), órgano supremo del Mercosur, creado en 1991.
2. El Grupo Mercado Común (GMC), órgano ejecutivo, creado en 1991.
3. El Parlamento del Mercosur, constituido en 2005 (dos mil cinco), comenzó a sesionar el 7 de mayo de 2007 en reemplazo de la Comisión Parlamentaria Conjunta.
4. La Comisión de Representantes Permanentes del Mercosur (CRPM) y su Presidente, creada en 2003. El Presidente de la CRPM representa al Mercosur frente a terceros.
5. La Comisión de Comercio del Mercosur (CCM), órgano encargado de la gestión aduanera y arancelaria, creado en 1994.
6. El Tribunal Permanente de Revisión del Mercosur (TPRM), con sede en Asunción, creado en 2002 e instalado en 2004.
Adicionalmente, el Mercosur cuenta con instancias políticas de menor importancia decisoria, pero que ocupan un lugar destacado en su esquema orgánico.
1. El Foro Consultivo Económico-Social (FCES), organismo de participación de las organizaciones de la sociedad civil, creado en 1994.
2. El Tribunal Administrativo Laboral del Mercosur, para conflictos con el staff, creado en 2003
3. La Secretaría Administrativa del Mercosur (SAM) con sede en Montevideo, creada en 1994.
4. La Comisión Socio laboral (CSL) de composición tripartita (gobiernos, empleadores y sindicatos), creada en 1997 e instalada en 1998.
5. El Grupo de Alto Nivel de Empleo (GANE), creado en 2004.
6. El Fondo para la Convergencia Estructural del Mercosur (FOCEM), creado en 2004.
7. El Instituto Social del Mercosur, creado en 2006.
8. El Foro de la Mujer, en el ámbito del FCES.
9. El Foro de Consulta y Concertación Política (FCCP)
10. El Foro Consultivo de Municipios, Estados Federados, Provincias y
Departamentos del MERCOSUR (FCCR)
También existe un organismo oficial vinculado al Mercosur, aunque sin pertenecer a su organigrama, denominado Mercociudades integrado por municipios de los países miembros. Tiene su sede en Montevideo y está integrada por 123 ciudades donde viven más de 75 millones de habitantes.
El Mercosur cuenta también con instancias auxiliares no decisorias como los Subgrupos de Trabajo (SGT) dependientes del GMC, los Comités Técnicos (CT) dependientes del CCM, el Observatorio del Mercado de Trabajo (OMT) dependiente del SGT10, y el Observatorio de la Democracia creado en 2006. El Mercosur también funciona habitualmente mediante Reuniones de Ministros (RM), Reuniones Especializadas (RE), Conferencias, y Reuniones Ad-hoc.
Con una autonomía institucional similar existe la Asociación de Universidades Grupo Montevideo (AUGM), creada en 1991, e integrada por la mayoría de las universidades públicas del Cono Sur, con 800.000 estudiantes y 80.000 docentes.
En 2006 los ministros de Educación de Argentina y Brasil acordaron un sistema de integración entre universidades de ambos países con el objetivo de fundar en el mediano plazo la Universidad del Mercosur.
Estructura jurídica del Mercosur
El Mercosur funciona con una estructura jurídica en la que se combinan los clásicos tratados, protocolos y declaraciones del Derecho Internacional, con normas propias obligatorias dictadas por los órganos decisorios del bloque (derecho comunitario), recomendaciones no obligatorias dictadas por los órganos auxiliares, e incluso acuerdos de concertación social regional.
La realidad del MERCOSUR
Muchos de los "propósitos" del proceso de integración no se han logrado en la práctica. Por eso, a pesar del nombre "Mercado Común del Sur", el Mercosur no es un mercado común. Se trata, en verdad, de una zona de libre comercio, o, si se quiere, de una unión aduanera imperfecta o incompleta. Esto se debe a varias circunstancias:
1. La liberalización del comercio intrazona en el Mercosur aún no es plena (por ejemplo, los sectores azucarero y automotor están exceptuados del arancel cero intrazona).
2. Si bien existe un arancel externo común para muchas mercaderías, hay numerosas excepciones al mismo, y los Estados partes tienen la facultad de confeccionar una lista en la que se indican qué bienes quedan exceptuados de dicho arancel, pudiendo modificarla semestralmente.
3. En el Mercosur no existe una concreta coordinación de las políticas comerciales entre los Estados partes (ello normalmente exige la creación de un Código Aduanero Común, que en el Mercosur no existe).
4. En el Mercosur no existe la libre circulación de capitales, servicios o personas.
Venezuela y el MERCOSUR
La incursión de Venezuela en los mercados de Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay (Mercosur) se decidirá como política de Estado, pero se hará efectiva mediante el dinamismo y la participación directa de los empresarios locales.
Necesariamente Venezuela debe entrar al Mercosur para ampliar su frontera comercial dentro del actual proceso de apertura e integración. No obstante, esta integración debe darse dentro de un proceso armónico y coherente, revisando las asimetrías existentes entre nuestro país y los que integran dicho mercado.
En nuestro caso la integración debería comenzar por el sur de Venezuela con el norte de Brasil, en cuya zona se ubican Boa Vista, Manaos y otras importantes regiones del norte de Brasil v Santa Elena de Uairén, Puerto Ordaz, Ciudad Bolívar, Maturín y otras ciudades del sur venezolano.
El hecho de la cercanía de Venezuela y Brasil, establecerá un emparejamiento debido a una similitud de gustos, así como la facilidad del establecimiento de vías de distribución, ya que el costo de supervisión y de comunicación disminuye en función a la distancia. Poblaciones como Boa Vista, Manaos y otras importantes regiones del norte de Brasil, obtendrán beneficios dentro del convenio de mercado común, debido a su proximidad con las fronteras venezolanas y por consiguiente el beneficio económico y social que esto trae inverso.
Una negociación de esta naturaleza no debe adelantarse solamente por un interés político sino que deben estudiarse las asimetrías existentes entre nuestra economía y la de los países que integran el Mercosur, para evitar mayores daños.
Es necesario revisar las áreas en las cuales podría haber la integración para evitar daños mayores a la economía del país, que viene de un fuerte proceso recesivo y donde nunca ha habido políticas claras y estables en el tiempo para estimular el desarrollo del aparato productivo.
Podrían surgir problemas con las oleaginosas, algodón, leche y carne, rubros en los cuales los países del Mercosur son excedentarios.
En Brasil, los empresarios piensan que la economía venezolana-brasilera son complementarias y se pueden desarrollar proyectos conjuntos que les permitan trabajar en terceros países. Dentro del estos proyectos destaca la posibilidad de una asociación entre Petróleos Brasileños S.A. (Petrobás) y Petróleos de Venezuela S.A. (P.D.V.S.A.), para constituir una empresa binacional que trabajaría con la razón social de Petroamérica.
En la actualidad, Brasil y Venezuela desarrollan dos importantes proyectos de integración física: la carretera que comunicará a Manaus con Venezuela y la interconexión eléctrica entre la empresa Venezolana del Gurí y esa misma capital amazónica, zona franca e importante centro industrial brasilero. De lo anterior se desprende el interés particular que tiene Brasil, hacia la integración de Venezuela al Mercosur, así como su apoyo unilateral al mismo.
Una vez establecido en convenio, la cercanía geográfica de los países remediará las distorsiones en la localización de la actividad productiva causadas por la descomposición de un área económica en unidades nacionales.
Asociarse con el Mercado Común del Sur (Mercosur) es un excelente negocio para los venezolanos y una oportunidad histórica para multiplicar el comercio, los negocios y las inversiones.
2.1.3.2. La comunidad andina de naciones (CAN)
La Comunidad Andina está formada por Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú. Su origen está en el Tratado de Cartagena de Indias de 1969, que fue firmado también por Chile que se retiró en 1976 y al que se incorporó Venezuela en 1973, retirándose en el 2006.
La Comunidad Andina está formada, además de por los países miembros, por el Sistema Andino de Integración (SAI), un conjunto de órganos e instituciones que trabajan estrechamente vinculados entre sí y cuyas acciones están encaminadas a lograr los mismos objetivos: profundizar la integración subregional andina, promover su proyección externa y robustecer las acciones relacionadas con el proceso.
El órgano máximo del SAI es el Consejo Presidencial Andino formado por los presidentes de los países miembros. Los órganos de dirección y decisión son el Consejo Andino de Ministros de Relaciones Exteriores y la Comisión de la Comunidad Andina, integrada esta última por los Ministros de Comercio e Integración. En reunión ampliada, la Comisión puede incorporar a otros ministros.
La Secretaría General de la Comunidad Andina es el órgano ejecutivo que se encarga de administrar el proceso, velar por el cumplimiento de los compromisos comunitarios y presentar iniciativas y propuestas de Decisión. Su sede está en Lima (Perú) y está dirigida por un Secretario General, elegido por consenso por un período de cinco años.
El órgano deliberante es el Parlamento Andino y el jurisdiccional es el Tribunal de Justicia de la Comunidad Andina. Las instituciones consultivas son el Consejo Consultivo Empresarial Andino y el Consejo Consultivo Laboral Andino.
La Corporación Andina de Fomento (CAF) y el Fondo Latinoamericano de Reserva (FLAR) son las instituciones financieras, en tanto que las instituciones sociales están conformadas por los Convenios Hipólito Unanue (salud) y Simón Rodríguez (trabajo) y por la Universidad Andina Simón Bolívar.
La Comunidad Andina ha conseguido éxitos notables entre los que se puede enumerar los siguientes:
• Creación de una zona de libre comercio.
• Adopción de un Arancel Común en 1995 con un tipo promedio del 13,6% y tope del 20%.
• En el comercio interregional ha crecido de forma notable el intercambio de productos manufacturados, especialmente en los sectores químico, siderúrgico, agroindustrial, metalmecánico y bienes de capital. En cambio, sus exportaciones al resto del mundo son principalmente de materias primas.
• Se ha establecido un Régimen Común para el fomento de la inversión en el que, además de evitar la doble imposición (Decisión 40), consagra la igualdad de trato entre nacionales y extranjeros (Decisión 291) y favorece la asociación de inversionistas nacionales (Decisión 292).
• Se avanza hacia un orden jurídico común supranacional mediante el principio de la "aplicación directa" según el cual no es necesaria la ratificación local de las normas sino que entran en vigor simplemente con su publicación en la Gaceta Oficial. A comienzos del año 2002 se habían publicado 768 Gacetas Oficiales que contenían 511 Decisiones de la Comisión, 601 Resoluciones de la Secretaría General y 506 Resoluciones de la Junta del Acuerdo (hasta 1997)
2.1.3.3. Comunidad Sudamericana de Naciones
La Comunidad Sudamericana de Naciones (CSN) es el espacio natural de unión, convergencia e integración de los países de América del Sur. Se trata de la estructura compartida de integración política, social, cultural y económica de mayor envergadura a nivel sudamericano.
La CSN está integrada por los jefes de Estado y de Gobierno de los 12 países sudamericanos: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Suriname, Uruguay y Venezuela.
Como gran proyecto político constituido en torno a la integración, el propósito de la Comunidad Sudamericana es conformar un bloque unitario sobre la base de un destino común que le permita a Sudamérica tener peso y relevancia a nivel internacional y negociar en mejores condiciones.
Creación y memoria de la independencia.
El 8 de diciembre de 2004 los presidentes de los países de América del Sur, reunidos en la ciudad del Cusco, Perú, en ocasión de la celebración de las gestas libertarias de Junín y Ayacucho, decidieron conformar la Comunidad Sudamericana de Naciones.
La creación de la Comunidad Sudamericana se inspiró en el ejemplo del Libertador Simón Bolívar, del Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre, del Libertador José de San Martín y de los pueblos y héroes independentistas que construyeron, sin fronteras, la Patria Grande.
La Comunidad Sudamericana guarda también la identidad, el rostro y la memoria de los líderes indígenas que –como Tupak Katari, Tupak Amaru y Apiahuaiki Tumpa– hicieron de su rebelión un motivo de emancipación, libertad y dignidad de los pueblos oprimidos.
La Comunidad Sudamericana fue creada sobre la base de una cultura e historia compartidas, de la continuidad geográfica sudamericana, así como de un futuro de integración que proyecte los ideales de libertad, igualdad y solidaridad que sustentaron la lucha por la independencia de los pueblos de América del Sur.
Organización y estructura.
La Comunidad Sudamericana se ha establecido con base en la institucionalidad existente, evitando la duplicación y superposición de esfuerzos, sin nuevos gastos financieros, estableciendo niveles de coordinación entre las Cancillerías con el apoyo de los organismos de integración ya existentes.
Las Reuniones de Jefes de Estado constituyen la instancia máxima de conducción política de la Comunidad. Estas reuniones son anuales y se realizan, de manera rotativa, en todos los países miembros.
Las Reuniones de los Ministros de Relaciones Exteriores tienen por objeto primordial promover el diálogo político, preparar las reuniones de Jefes de Estado y adoptar las decisiones ejecutivas para implementar las directrices presidenciales. Estas reuniones tienen una periodicidad semestral.
Por otra parte, los Viceministros de Relaciones Exteriores coordinan las posiciones de los países de la Comunidad y preparan las reuniones de Cancilleres.
La Secretaría Pro Témpore de la Comunidad Sudamericana de Naciones es ejercida en forma rotativa por cada uno de los países miembros por periodos anuales que culminan en la Reunión de Jefes de Estado.
Actualmente, Brasil ejerce la Secretaría Pro Témpore de la Comunidad hasta que ésta sea transferida a Bolivia, durante la realización de la Segunda Cumbre de la Comunidad Sudamericana de Naciones, el 8 y 9 de diciembre de 2006, en Cochabamba.
Bases y fundamentos de la comunidad.
Cooperación política, social y cultural
Comprende temas como el fortalecimiento de la democracia, de la seguridad regional, de la lucha contra las drogas y contra la corrupción, así como temas de carácter social y cultural. También considera el aprovechamiento de la capacidad técnica e institucional de organismos regionales, como la Aladi, la OTCA y el SELA.
Integración económica, comercial y financiera
Se basa en la convergencia gradual entre la Comunidad Andina (CAN) y el; Mercado Común del Sur (Mercosur), sumando a Chile y luego a Guyana y Suriname.
Agenda prioritaria
Las áreas de acción prioritaria de la Comunidad Sudamericana de Naciones son:
• El diálogo político.
• La integración física.
• El medio ambiente.
• La integración energética.
• Los mecanismos financieros sudamericanos.
• Las asimetrías.
• La promoción de la cohesión social, de la inclusión social y de la justicia social.
• Las telecomunicaciones.
• La importancia del Sur: la Comunidad Sudamericana en datos.
• La soberanía y defensa territorial.
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